Una sola palabra resume el desempeño en materia de políticas de apoyo a las Pyme de este y varios gobiernos anteriores: improvisación. Acciones aisladas desde varios ministerios, gobiernos locales y sector privado son el reflejo de que no existe una orientación clara de lo que se espera de las pequeñas empresas. Sin embargo, algunas de estas actividades presentan resultados aceptables.
Todos los esfuerzos y los escasos recursos, asignados para el desarrollo de programas de fomento a las pymes, se pierden y se hace más evidente la falta de un horizonte. Esta sensación es clara para quienes ofrecemos servicios de desarrollo empresarial. Al principio de la década de los 80, el interés se concentró en los temas de la informalidad y los esfuerzos se enfocaron en los temas de la legalidad. Se hicieron algunos intentos para resolver problemas de simplificación de los trámites para constitución de empresas, el registro de propiedad, entre otros.
Luego el interés se concentró en las microfinanzas, con un desarrollo logrado exclusivamente por el sector privado impulsados primero por las ONGs y luego por otras instituciones financieras. Posteriormente, el interés se ha desarrollado en temas de asociatividad, conglomerados, consorcios, corredores y otras formas de cooperación, con proyectos y acciones aisladas, muy dispersas. De cuando en cuando, a cada ministerio o programa se le ocurre desarrollar un sector, una actividad o zona geográfica. En muchos casos los programas se superponen y actúan en un mismo escenario.
Ahora parece que el interés se centra en las exportaciones de las pequeñas empresas pero con un Programa Sierra Exportadora que no los beneficiará directamente, sino a aquellas empresas trasformadoras y las exportadoras. Pero, programas como Exporta Fácil, los Centro de Innovación Tecnológica (CITES) y otros similares podrían ayudar en este proceso.
Si este fuera el objetivo, todos los actores deberíamos concentrar nuestros esfuerzos en apoyar la exportación en pequeña escala y comenzar a priorizar sectores. Pero cuáles: ¿manufactura? ¿agroindustria?, ¿artesanía?, y dentro de artesanías qué rubros. Cuando tengamos un horizonte claro los resultados serán evidentes.
El actual gobierno ha unido la oficina de promoción de la pequeña empresa (Prompyme) con tres programas del Ministerio de Trabajo para formar “Mi Empresa”. Espero sea el inicio de un plan que articule las iniciativas de parte del gobierno hacia las pequeñas empresas. Por lo pronto el dinamismo mostrado por algunos sectores, donde la presencia de pequeña empresas es grande, es importante.
Veamos el ejemplo de las artesanías en el Perú. Su desarrollo es notable. Sin embargo, este es mérito casi exclusivo de los artesanos. Ellos con su esfuerzo han logrado conquistar mercados en el exterior y desarrollar centros de producción y comercialización en las principales ciudades del país. Lo mismo podemos decir de los confeccionistas de Gamarra, el calzado en Trujillo y así, sucesivamente.
Estoy convencido que con un horizonte definido se pueden lograr grandes resultados y en el corto plazo. Base empresarial tenemos.
Todos los esfuerzos y los escasos recursos, asignados para el desarrollo de programas de fomento a las pymes, se pierden y se hace más evidente la falta de un horizonte. Esta sensación es clara para quienes ofrecemos servicios de desarrollo empresarial. Al principio de la década de los 80, el interés se concentró en los temas de la informalidad y los esfuerzos se enfocaron en los temas de la legalidad. Se hicieron algunos intentos para resolver problemas de simplificación de los trámites para constitución de empresas, el registro de propiedad, entre otros.
Luego el interés se concentró en las microfinanzas, con un desarrollo logrado exclusivamente por el sector privado impulsados primero por las ONGs y luego por otras instituciones financieras. Posteriormente, el interés se ha desarrollado en temas de asociatividad, conglomerados, consorcios, corredores y otras formas de cooperación, con proyectos y acciones aisladas, muy dispersas. De cuando en cuando, a cada ministerio o programa se le ocurre desarrollar un sector, una actividad o zona geográfica. En muchos casos los programas se superponen y actúan en un mismo escenario.
Ahora parece que el interés se centra en las exportaciones de las pequeñas empresas pero con un Programa Sierra Exportadora que no los beneficiará directamente, sino a aquellas empresas trasformadoras y las exportadoras. Pero, programas como Exporta Fácil, los Centro de Innovación Tecnológica (CITES) y otros similares podrían ayudar en este proceso.
Si este fuera el objetivo, todos los actores deberíamos concentrar nuestros esfuerzos en apoyar la exportación en pequeña escala y comenzar a priorizar sectores. Pero cuáles: ¿manufactura? ¿agroindustria?, ¿artesanía?, y dentro de artesanías qué rubros. Cuando tengamos un horizonte claro los resultados serán evidentes.
El actual gobierno ha unido la oficina de promoción de la pequeña empresa (Prompyme) con tres programas del Ministerio de Trabajo para formar “Mi Empresa”. Espero sea el inicio de un plan que articule las iniciativas de parte del gobierno hacia las pequeñas empresas. Por lo pronto el dinamismo mostrado por algunos sectores, donde la presencia de pequeña empresas es grande, es importante.
Veamos el ejemplo de las artesanías en el Perú. Su desarrollo es notable. Sin embargo, este es mérito casi exclusivo de los artesanos. Ellos con su esfuerzo han logrado conquistar mercados en el exterior y desarrollar centros de producción y comercialización en las principales ciudades del país. Lo mismo podemos decir de los confeccionistas de Gamarra, el calzado en Trujillo y así, sucesivamente.
Estoy convencido que con un horizonte definido se pueden lograr grandes resultados y en el corto plazo. Base empresarial tenemos.