viernes, 20 de febrero de 2009

Los empresarios a veces ganan y a veces “aprenden”


El temor a fracasar, a caerse, es lo que impide a las personas a emprender un negocio. Debemos aprender a superar esos temores. Para ello debemos entender que los fracasos son tales sólo cuando no se aprenden de ellos. En el proceso empresarial las posibilidades de una caída son reales. No existe negocio sin riesgo.

Con seguridad una persona que se caiga del equivalente a la altura de un peldaño de escalera sin mayor problema podrá seguir caminando. Por el contrario si la caída es de mayor altura, levantarse será muy difícil. Pues bien, en los negocios sucede algo parecido. Las pérdidas de inversiones pequeñas son fáciles de remontar. Al contrario cuando las inversiones son cuantiosas las pérdidas son muy difíciles de recuperar y esa experiencia es determinante para el emprendimiento. Los que puedan remontarla estarán en buen camino.

Una de las recomendaciones para quienes queremos empezar un negocio es el desarrollo gradual. Es decir, el método “paso a paso”. Es más lento, pero es más seguro.

Este método tiene varias ventajas. La primera, ya mencionada, es que es más fácil recuperarse. La segunda, se refiere al aprendizaje. Después de cada caída uno es más cuidadoso con los siguientes pasos y, sin duda, es más experimentado. La lección es la misma cuando uno se “cae” de poca altura o de mucha altura. Entonces, qué es preferible: aprender la lección con poco o mucho costo. Sin duda con poco costo.

Por otro lado las caídas de mucha altura dejan “heridas” que son difíciles de superar.

Pero cuando uno se levanta de una caída refuerza su autoestima y ego. Esta es otra de las ventajas del método “paso a paso”. Las personas salimos fortalecidos de una experiencia negativa superada. Cada caída superada refuerza nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos. Sólo se pierde cuando no se aprende.

Cada paso que nos fijamos es una meta a cumplir. Cada meta cumplida nos estimula a seguir avanzando. Si las metas son poco realistas el resultado es la frustración. Evitemos estas situaciones que no ayudan. Por el contrario, nos desalientan a tal punto que podemos abandonar los proyectos.

Un famoso pensador de la administración moderna dice lo siguiente ante la pregunta sobre que haría para ayudar a los jóvenes: “si pudiera haría que tenga una caída muy fuerte”

“La caída lo hará más cuidadoso y si tiene menos de treinta años será más fácil que se levante”, dice. Ello es útil para los futuros empresarios. Ayuda a la formación de un espíritu emprendedor perseverante. Como diríamos alguien duro de matar.

Un amigo me contó la siguiente anécdota familiar. Su padre utilizó el método paso a paso para desarrollar el negocio que tenia en mente. El primer paso: una bodega. El segundo: una panadería. El siguiente paso: un “mini mercado” (o establecimiento de auto servicio). Para llegar a un “Supermercado” (o grandes almacenes). Cada uno de los pasos fue cumplido con éxito.

Para desarrollar un negocio empiece de pequeño pero diseñe las siguientes y subsiguientes etapas de su negocio. Trabaje en ello: en el diseño de esas etapas sucesivas de su negocio y luego manos a la obra y sea perseverante.

Migrantes: un ejemplo de emprendimiento


¿Quiénes hacen empresa? Hay dos grupos de personas que destacan por su actividad empresarial: los migrantes extranjeros y los otros migrantes. Los que vienen del campo a la ciudad.

Las migraciones hacia América latina son famosas. Algunas destacan por su aporte al desarrollo empresarial y comercial en los países de destino. Muchas actividades económicas en el Perú y otros países han sido dominadas por las colonias de migrantes extranjeros.

En nuestros días están destacando otros migrantes: los que vienen del campo a la ciudad. Muchos peruanos se ven obligados a trasladarse a las ciudades en busca de mejores oportunidades. Algunos de ellos optan por hacer empresa. Y algunos de ellos, también, han logrado el éxito.

Sin embargo, la pregunta que podemos hacernos es... ¿y cómo lo hacen? ¿Cuál es la lógica y cómo emprenden sus negocios? Por su puesto no todos siguen el mismo patrón, pero existen algunas características que se repiten en la forma cómo emprenden.

Lo primero que hacen es identificar un sector donde desarrollar su actividad empresarial. Sueñan con el negocio propio y diseñan un plan para lograr que ese sueño se haga realidad.

El primer paso: aprender sobre el negocio. El método de aprendizaje es el de aprender haciendo. Entenderán que muchos de ellos son personas que difícilmente tengan estudios completos, de modo que las posibilidades de aprender bajo el sistema “formal” o regular (es decir Centros Ocupacionales, Institutos o escuelas) les es difícil y poco práctico para su propósito.

Muchos de ellos han encontrado una forma de capacitarse. Buscan empleo en una empresa “idéntica” a la que será su empresa. Así el futuro confeccionista buscará empleo en la fábrica de prendas de vestir. Las razones son básicamente dos: aprender del negocio e iniciar un proceso de ahorro.

Los empresarios aprenden haciendo. Aprenden en el negocio, en la práctica. De ese modo el futuro empresario no habrá leído, no le habrán explicado sobre el proceso productivo, sino que lo ha hecho. Lo ha practicado. Se ha equivocado. Ha corregido, a vuelto a practicar; ha aprendido.

Por otro lado, no son sujetos de crédito. No cumplen con las mínimas exigencias de los sistemas de financiamiento. Por lo tanto, esta posibilidad también le es vetada. Encuentran en el ahorro personal y familiar la única posibilidad de financiar sus actividades empresariales.

El siguiente paso del plan consiste en entender el funcionamiento del mercado que va a atender. Para ello insiste en el método de aprender haciendo: se dedica a la comercialización del producto que piensa desarrollar. De esta forma determina los precios, las calidades, los diferentes segmentos de mercado, los puntos de venta y sobre todo las preferencias y gustos de los clientes. Las ventajas siguen siendo el “aprender haciendo” y seguir ahorrando.

Cuando se siente seguro de que “tiene” y conoce su mercado y conoce el proceso productivo, decide empezar la aventura empresarial desde el lado de la producción. Para entonces, ya completó el requisito más importante de la actividad empresarial: conocer, “tener” y entender el mercado; para luego atenderlo. Esa parece ser una buena ruta para hacer empresa.